martes, 31 de marzo de 2020

Probablemente mienta


Probablemente mienta
si digo que el olor a lluvia
ya no me recuerda a ti,
que paso sin inmutarme
por aquellas calles
del centro de Madrid,
esas que pisé contigo
y con ningún otro.
No pienso
en nuestro redescubrimiento
en Retiro,
y mucho menos
en tus fotos del atardecer
desde la azotea de mi casa,
ni en los besos
de después
de ver el cielo arder
en el azul de tus ojos.
Probablemente mienta,
y me leas
y te rías.
Probablemente llegues,
abras la puerta,
te acerques
y me beses.
Probablemente me agarres
y me digas
que ni de coña,
que no vas a ser recuerdo,
y mucho menos mentira,
que nos queda por redescubrir
todo un mundo
pero que hoy,
empezamos por nuestro salón.

Me perdí


Me sigo autoengañando,
y culpándote de mi insomnio,
“Dormir es de cobardes”,
¿recuerdas?
Madrugadas sin espera
y mi vida entre tus manos.
Los mejores atardeceres
los vi a través de tus ojos;
y ya sabes que yo soy más de lunas,
pero a tu lado
el sol
se
ve
más
bonito.
Íbamos a comernos
-el mundo-,
pero fallamos
demasiado.
La historia de tu cuerpo sobre el mío
ni tan triste
ni tan mala,
pero acabó en guerra.
Ninguno ganamos,
amor,
pero
yo
que
-me-
perdí.

sábado, 28 de marzo de 2020

Y lo que venga después


He visto tu alma
hecha mil pedazos
a través de tus ojos,
al mismo tiempo
que me hablabas de tus sueños
con una sonrisa en la cara.
He visto
cómo tu reflejo en el espejo
sacaba un pañuelo del bolsillo
y salía para dártelo,
porque no puede verte más llorar.
También te he escuchado
reír a carcajadas
por la gracia ajena
-y por la desgracia propia
también-.
Te he visto mirar el cielo
sabiendo que estás a sus pies,
pero cariño,
Madrid jamás estará
a tu altura.
Me he visto a tu lado,
también,
esperando el momento
exacto,
buscando ese segundo
efímero,
para regalarte
mis ojos
y lo que venga
después.

viernes, 27 de marzo de 2020

Me olvidé


De verdad que ya he olvidado
cómo se manchaban nuestros zapatos
los días de lluvia,
cuando decíamos que no hacía falta paraguas,
que vida solo hay una
y mejor sentirla en nuestra cara.
El barro del felpudo ya está seco,
y las sudaderas siguen manchadas
-porque lo de llevar abrigos no va-.
En septiembre llegó el frío,
el otoño de mi invierno;
Acércame la bufanda,
no quiero que me veas la cara,
no quiero un invierno sin tus brazos
como manta.
Te juro que te he olvidado,
pero me olvidé de olvidarte
y ya no sé quererme.

jueves, 26 de marzo de 2020

Tiempo atrás

Hacía tiempo
que no me despertaba
con ganas,
todo era miseria, 
me sentía 
desamparada.
Hacía tiempo
que no me dolía el cuerpo,
que no gritaba
en sueños,
ni me mordía 
las uñas
por miedo.
Hace tiempo 
se acabaron 
las pesadillas,
la luna me brilla 
y el sol
también.
Hace no mucho,
en realidad,
que me topé 
con un faro 
lleno de luz
mientras varaba 
por el río,
perdida, 
pero
sin poder salirme 
del camino.
Yo
que nunca fui
de líneas rectas
que jamás escogí 
el camino correcto.
Yo
que siempre dudé
de mí
que nunca creí 
en las buenas 
decisiones 
-porque todas 
acababan en el mismo sitio,
en la basura junto a los restos de mi maquillaje-,
porque me enseñaron 
que no existía 
la correcta, 
que no
la podía
encontrar, 
sólo 
ganármela.
A mí 
a la que tantos males supo,
a la que tanto dolor le vino.
A mí 
a la reina
de la pena.
A mí 
a la que tiró
la toalla,
le ha tocado la lotería.
Y es que mi faro,
tienes los ojos
más bonitos
del mundo
y soy yo
la que sonríe 
con tan sólo 
pensarlo.

domingo, 1 de septiembre de 2019

Amanecer

Hoy he abierto los ojos
y he visto un amanecer 
que me recordó a ti.
Parecía fuego calmándose,
como cuando me mirabas
diciéndome que todo iría bien 
que no pasaba nada
que saldríamos de esta.
Me transmitió tanta paz
que fui capaz de volver 
a dormir,
hasta que me despertó el fuego
en la cara,
atravesándome los ojos,
recordándome,
una vez más,
que nada salió bien
que después de la calma 
llega otra tormenta 
que el fuego quema
pero las cenizas también,
que nada salió como esperábamos 
que hoy tú ya no estás 
que no quedan desayunos 
a medias
mientras cantas,
que se acabaron las películas
porque Rose jamás salvó a Jack
como me pasó a mí
contigo
porque si no estás 
no es porque no quisieras
es porque yo 
como siempre
huí.

lunes, 23 de julio de 2018

Siete veces más que el mío.

Tengo un problema,
lo sé,
porque me gusta jugar
a ser un salvavidas,
recogerte
en la miseria,
hacerte
el
boca
a
boca,
escuchar latir
tu pecho,
refugiarte
entre mis brazos;
cuando yo
tengo un agujero,
profundo,
con malos arreglos,
un corazón con asma
y unos brazos
partidos.
Aun así,
salvaría tu alma rota
mil
y
una
veces,
antes que coser la mía,
porque tu dolor,
amor,
me duele siete veces más
que el mío.